lunes, 3 de junio de 2013

Aquel hombre vagaroso.

Fué siempre un junco solitario
una broza en campo abierto
su destino siempre en el viento
sus caminos, serpientes en un armario.
Dirias que no conoció la alegría
y caerías en grave yerro
su vida fué siempre un encierro
pero siempre tuvo cama
donde el sol siempre dormía.
En sus tumbos por los caminos
no le faltó nunca el aire
ni un pedazo de pan con vida,
ni el encuentro con almas sencillas
que hacían del mundo un lugar hermoso
no necesitaba mas horizontes
era feliz aquel hombre
era un hombre vagaroso.


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