Está amaneciendo. La música del viento acuna los sueños del niño pastor. Sus labios dibujan una sonrisa y su pecho sigue el ritmo pausado de la mañana que está naciendo. Sus animales velan su sueño. El niño pastor vive con fruición cada instante. Si duerme refleja serenidad. Cuando abre los ojos, lo hace con avidez. Desea ser consciente de la magia que encierra cuanto se tiende a sus pies. Los campos colmados de vida. El perfume de la mañana recien nacida. El olor a pan tierno, que sube del pueblo. El silencio de las plantas. La música de las hojas en los árboles. El canto inocente de tantas aves, que solo quieren vivir.
Vuela con los pájaros. Respira profundamente . Es feliz . Su perro fiel duerme a sus pies . Su vida es una poesía . Mira al cielo. Siente los latidos de su corazón al paso de la brisa que acaricia sus labios .
Allá arriba no hay prisa, no hay gritos ni ruidos . No hay odios . Hay vida, perfumes, verdad y cuando respiras sientes generosidad. La generosidad de los rios siempre dispuestos a acoger nuestras miserias.
La generosidad de la tierra en parto constante de sus frutos.
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