viernes, 22 de febrero de 2013

El anciano.

Ya han llegado a su puerta
los dias de la ancianidad
ya no es el paso firme
ya cuesta mucho respirar.
Su cuerpo se torna frágil
ya no le cuesta nada llorar,
su mente se detiene muy fácil
y, terca, se niega a avanzar,
se recrea con la luz, a su antojo,
sus movimientos al andar
se asemejan a los de un añojo.
Tan valiente como fué antaño
subiendo riscos sin enojo,
hoy se mueve menos que un peldaño,
y tiene menos energía que el bastón de un cojo.
Se asusta por nada y de todo tiene miedo
se ha convertido lentamente en un ser vulnerable
tanto física como moralmente.
Pobre anciano, su fín se prevee cercano.

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