Cuentan , los que lo vivieron,
que se produjo la otra tarde
un gran revuelo en el pueblo
pues había un anciano en la plaza
que ofrecía la felicidad
a quien diera con los dones
que son necesarios para conseguirla,
desgranaron todos sus ideas al respecto
sin conseguir dar con la respuesta
esperada por el viejo.
De pronto , con una voz quebrada por la emoción,
surgió una niña, bellísima y dijo así :
Dos cosas son imprescindibles para vivir,
y son LA PAZ Y EL RESPETO.
Y después de pensarlo mucho
le dio la razón el viejo,
y es que si lo pensamos bien
son las llaves que pueden acercarnos a la felicidad.
REFLEXIONA Y VERAS
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