El agua, probrecita,
es la gran desconocida,
es el elixir de la gloria
y el sustento de la vida.
Forma parte de nosotros
en proporción extraordinaria,
sin ella nada sería posible,
es buena, es sencilla
y su humildad es milenaria.
Será bueno aprender a respetarla
no es simplemente bebida,
es verdadera comunión,
es bálsamo que nos da la vida,
es cauce para la sangre,
es un milagro de la Creación.
Hoy debiera quedarnos clara
una sencilla reflexión,
aprender a ver en el agua,
donde quiera que esté brotando
que es la sangre de nuestro cuerpo,
que solo nos pide respeto y
aprovecharla como un bien escaso,
que nos acompaña,humilde y sencilla
desde nuestro amanecer hasta el ocaso.
El agua cae como chorros de vida
en el rocio de los campos
en las lluvias y en las nieves
es la Generosidad de la Tierra que nos cuida.
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