Lágrimas de un muchacho.

Esta mañana, junto al río,
he visto a un muchacho llorando,
sus cabellos en alocado brio
bucles de oro en el aire dibujando.
Clavados sus ojos en las aguas,
sin consuelo su amargo llanto.
Malhaya quien te cause dolores,
malhaya quien te cause quebranto.
Y es la causa de su tristeza,
dos lágrimas rio abajo,
una suya era, con certeza,
la otra vió, no sin trabajo,
que era la de su niña querida,
la reliquia de sus sueños,
el lecho donde conoció la vida,
el lecho de sus libertades,
todo se lo llevaba el río,
su recuerdo se iba al mar,
 y ahora que todo lo perdía
supo que su único consuelo era llorar.
Malhaya el mundo y sus mentiras,
malhaya el rio y el mar,
malhaya los que no saben
las lágrimas de un muchacho consolar.