miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una ilusión de papel.

De una hoja de papel
y las expertas manos de un niño,
nace un gracioso bajel,
orgullo de los barcos pequeños.
Su silueta,arrogante,avanza veloz
por un riachuelo de lluvia,
y se desliza calle abajo
con el ritmo de un reloj.
Es un gozo ver al niño entusiasmado,
vivir su gran aventura marinera,
imaginando mil batallas,emocionado,
sorteando los peligros de la carrera.
El curso de la corriente cuida atento,
con la caña de una tomatera
limpia sus aguas de todo impedimento,
y el barco avanza viento en popa
y a toda papela.
Pero como en este mundo fugaz,
todo lo que empieza,termina,
el barco frena su marcha audaz
en el puerto de una rejilla.
Sonríe el chaval satisfecho,
ha descubierto nuevos mundos
y a jugar de una forma sencilla.

Pensando en este chaval y su barco,
paso revista a los juegos sencillos,
la gran pelota de trapo,
el divertido pillo pillo,
y tantos que tu recuerdas,
y que han quedado en el olvido.
Que dura es ahora
la vida de los niños.
Cuando sean mayores
no tendrán juegos que recordar,
jugados con sus amigos.

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