domingo, 24 de abril de 2011

La sombra.

Erase una vez un niño,
que digo niño, era un retaco,
era un genio vivo
y de dulzura en el trato.

Vaya que era un chaval valiente,
muy amigo de sus amigos
con un corazón grande y caliente
donde no cabían enemigos.
                                    
Digo mal, porque sí  tenía un enemigo,
era una sombra que donde él iba, le seguía
le tenía un miedo enfermizo,
aquella sombra negra, siempre le perseguia.

Sombra de luz o solar
lo mismo le seguía,
si iba al paso,
o corría como una rapaz.

Hasta que parose un día,
y entabló conversación,
él y sombra se aceptaron ,
y en aquel punto acabose la cuestión.
                    
                                                                               

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