viernes, 7 de octubre de 2011

La calle ancha.

Mi caja de música me lleva hoy de la mano, por la calle ancha que hay en todos los pueblos. En esa calle, los mozos y mozas pasean sus ansias de libertad. Sus arrumacos y caricias furtivas, invaden de misterio su fugaz intimidad. Y pienso que en estos días los mozos no disfrutan ni esa mínima intimidad. No la quieren, la despreciany exponen a la vista lo que antaño era un misterio infranqueable que no podía transgredir los límites de la confianza que existía entre ellos.  A tiempos nuevos, ideas nuevas,pero sin rozar ni un pelín las viejas para que sigan disfrutando los mozos, que prefieren confianza y complicidad en su busca de felicidad.
          

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