sábado, 31 de agosto de 2013

Prisas.

No entiendo nada. Nos ha tocado vivir una época de nuestra vida azotada por una terrible convulsión en la sociedad. Todo parece derrumbarse a nuestro derredor. Todos hablan a un tiempo y nadie escucha a nadie . Todos tienen prisa y ya no tienen tiempo para nada. No se hace nada y falta tiempo para no hacer nada . Hay una prisa extraordinaria por llegar a ninguna parte. Se ha perdido la orientación, el norte, casi nadie sabe donde está. La gente cierra los ojos, aprieta los dientes y sigue corriendo. La pausa, la paz de aquellas gentes que salían a la plaza del pueblo para contarse cosas, seguro de poca importancia, pero llenas de vida y de una bondad infinita, ya no existen. A buen seguro nos convendría bajar la voz, mirarnos a los ojos y empezar a vivir de nuevo la Paz y el Respeto que nos llevaría a encontrar nuevos caminos de alegría y libertad. Hay gente muy buena a la que necesitamos para encontrar esos caminos.




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