No entiendo nada. Nos ha tocado vivir una época de nuestra
vida azotada por una terrible convulsión en la sociedad. Todo parece
derrumbarse a nuestro derredor. Todos hablan a un tiempo y nadie escucha a
nadie . Todos tienen prisa y ya no tienen tiempo para nada. No se hace nada y
falta tiempo para no hacer nada . Hay una prisa extraordinaria por llegar a
ninguna parte. Se ha perdido la orientación, el norte, casi nadie sabe donde
está. La gente cierra los ojos, aprieta los dientes y sigue corriendo. La pausa,
la paz de aquellas gentes que salían a la plaza del pueblo para contarse cosas,
seguro de poca importancia, pero llenas de vida y de una bondad infinita, ya no
existen. A buen seguro nos convendría bajar la voz, mirarnos a los ojos y
empezar a vivir de nuevo la Paz y el Respeto que nos llevaría a encontrar
nuevos caminos de alegría y libertad. Hay gente muy buena a la que necesitamos
para encontrar esos caminos.
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