domingo, 26 de junio de 2011

La conciencia.

De un confín de la Tierra al otro confín,
cruza, como rayo de luz, un grito,
es la voz rasgada de las conciencias,
que claman con desespero sin fín.

Malhaya quien las mutiló,
y las colgó de las estrellas,
así andan hoy sin conciencia,
vagando por el cielo, como centellas,
mil gentes sin alma,
mil almas sin conciencia.

Amigo mío, guarda bien tu conciencia,
es el espejo que nos muestra como somos,
es una mano firme en el vacío,
nuestro apoyo contra las apariencias.
                                                 

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