Sin empujar , viejo viento del tiempo,
apostado siempre tras la puerta,
constante espera de últimos alientos
salario eterno de noches desiertas.
Embarca conmigo en mi maleta
y viajemos por el mundo , en busca del Sol,
daremos a la vida , una vida nueva,
y revelaremos a los niños la fragancia de una flor.
Los rios arrastran su declive hasta el mar
pero conservan intacta su emoción por la vida,
se olvidaron ya de llorar,
y guardan su sonrisa para la partida.
Que suene la campana de la ermita
y se detengan las patas de la tormenta
en el crisol del fuego nuestras ansias crepitan
y se torna cenizas nuestra pasión violenta.
Es bueno renovar la alegría
de aquellos, nuestros años primeros,
vestirla con el asombro de una poesía,
y ya, para siempre, ser compañeros-
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