En alguna ocasión os he hablado de mi maestro, que lo fué desde el año 1.943 hasta el 1.957. O sea entré en el colegio a los cinco años y salí a los catorce. Bueno, me iba a casa al medio día a comer y por la noche a dormir., que todo hay que aclararoslo. Si no recuerdo mal nos desasnaba la maestra, un angel, del que ya os he hablado, y pasábamos a manos de Dn. Jesús a los ocho años y hasta el final.. Del detalle del aprendizaje con el desarrollo de las materias a estudiar ya os he hablado ampliamente en artículos anteriores. Hoy quiero detenerme en la persona de Dn. Jesús. Físicamente era un hombre enjuto de carnes y de caracter muy tímido. Nació para enseñar y en ese aspecto de su quehacer diario se transformaba en una fuerza de la naturaleza que anteponía el exito de su gestión como maestro a cualquier otra circunstancia. Esa intransigencia en su labor le acarreó muchos disgustos, con los alumnos y tambien con algunos padres de los alumnos. Pero hoy con la perspectiva que dan los años,yo aseguro que no recibió el trato que merecía por su abnegación y entrega al alumnado. No le recuerdo ninguna falta a su trabajo nunca. En ocasiones recuerdo que nos decía con un cierto asomo de tristeza " hijos : esque si aprendeis es porque sois muy inteligentes, lo que es verdad en muchoas casos, pero si no aprendeis, es que el maestro es muy torpe y no sirve. A este respecto recuerdo que en la Fábrica de La Seda, frecuéntemente pedían personal joven para sus oficinas y otros departamentos y cuando se presentaban chicos que habían pasado por sus manos, gozaban de una cierta preferencia, porque estaban, por lo general, muy bien preparados. Pues bien para conseguir estos frutos se valía ,para todo el proceso de los seis años, de tres enciclopedias de la editorial EDELVIVEs , de 1º , 2º, y 3ºgrado. Tres sencillas enciclopedias multitemáticas, que de forma sencilla nos hacía entender lo mas importante de Materias : como Historia Sagrada, Historia de España, Gramática española, Geometría, Agrimensura , Dibujo, Geografía, Urbanidad y la gran sabiduría de nuestro maestro. Os aseguro con toda rotundidad, que pasados sesenta años de cuanto os narro, hoy tropiezo con estudiantes que ante alguno de los ejercicios que les planteo me miran raro, y no saben, no contestan. O si les hablas del pretor Galva, la mayoría no saben de que les hablas. No quiero hacerme pesado, aunque me parece que no lo consigo. Podría poner muchos ejemplos del desconcierto de los estudiantes ante la gran proliferación de temas y su gran extensión, con un montón de maestros a los que solo les interesa que el alumno saque adelante su materia. Pero bueno tocar este problema de la Educación merece una particular atención y más conocimientos . .
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