sábado, 1 de septiembre de 2012

El cañón de habichuelas.

Es justo que os pregunteis,
que es un cañon de habichuelas,
en un instante lo sabreis,
no quiero que tengais un dolor de muelas.

Pues resulta que a la sazón,
contaba yo pocos años,
y los Magos flojos de corazón
fueron "pelín" tacaños.

Para colmar mi loca fantasía,
dejáronme en el balcón
de la casa de mi tía
el mas terrible cañón,
de un tamaño mas que pequeño,
porque mas pequeño no había.
Dotado, eso sí, de una maquinaria infernal,
un terrorífico sistema de un muelle,
que impulsaba la habichuela
al espacio sideral.
Os reís de mi terrible arma
pues yo fuí muy felíz
el habichuelero parecía cobrar alma,
y venciamos a todos en buena lid.
Estos chavales de ahora
juegan en silencio, sin algarabía,
pero imaginaros la tragedía
si en plena lucha de enanos saltarines
la máquinita silenciosa agota la batería.

Ya direis que el abuelo esta soñando
y no es eso, de verdad,
creo que es pura envidia,
son cosas de la edad.
                                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario