sábado, 18 de diciembre de 2010

Un recuerdo de niño.

Han pasado sesenta y siete años,
y caigo ahora en la cuenta
que en mi primer día de colegio
nadie me acompañó hasta la puerta.

Contaba entonces cinco años,
mi cabeza una jaula de grillos,
los chavales alborotados
en la puerta un griterío de chiquillos.

En el libro de mis recuerdos
la memoria de ese día me confiesa
que lo pasé entre miedos y sorpresas,
pero hoy lo recuerdo como una gran fiesta.

Llegó el reparto de libros,
una enciclopedia de Edelvives,
un atlas de la "Tierra entera"
un catecismo de la doctrina cristiana
y alguno de ortografía
para llenar la cartera.

Lo confieso sin ningún recato,
se iniciaba para mí un felíz camino,
cada día tenía mas amigos,
la vida me acogía generosa en su regazo.

Pero a lo que iba cuando empece a decir,
tuve que ir solo a la escuela,
porque mi padre y mi madre,
tenían que trabajar
para ganar las habichuelas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario