domingo, 17 de octubre de 2010

No me restes tiempo.

Suave como el amor,
silencioso como un pez,
no se refleja en el espejo,
no tiene boca ni piel.

Es nuestro cerebro febril,
que nos va dando idea,
que lo que hacemos es vivir,
y al que se distrae,lo zarandea.

Es el motor principal,
de un cuerpo que el tiempo hace caduco,
condenado a un seguro final,
pero lleno de alegría el macuto.

No me restes tiempo,si lo he perdido,
que lo he empleado en buscar
fé y esperanza en mis olvidos,
y por la vida,en un constante luchar.

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