En un viñedo de pueblo
dos hermanos trabajaban,
que lo mismo se querían
lo mismo que se odiaban.
Nunca nadie entendió bien
porqué siempre se gritaban,
que profunda razón tenían
que tanto odio sudaban.
El, por Pedro atendía,
ella Jeanette se llamaba,
la comida compartían,
cuando el descanso llegaba,
y un infierno vivían,
su odio no amainaba.
Era Pedro muy violento,
Jeanette una diabla
vomitaban por su boca,
mil horribles maldiciones.
Loco estaba él,
ella todavía mas loca.
Y un niño en un rincón,
asustado les miraba,
le temblaba el corazón.
Los hermanos que lo vieron,
comprendieron la razón,
al niño dieron consuelo
y acabaron su desazón,
avivaron el rescoldo
buscando en su interior.
Un niño con su mirada,
les dió la mejor solución.
Y ese niño era yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario