martes, 24 de agosto de 2010

Una historia que es verdad. 2

Pues hijos,justo hoy,hace setenta y dos años,llegué a este pueblo de Prat del Llobregat.Ya os contaba ayer, que tuve una recepción ruidosa.Y digo yo, que tampoco era la cosa para tanta fiesta.Pero la vida tiene esos caprichos extraños.
El primer recuerdo,que se mantiene en mi memoria, como si fuera ahora mismo, es el de mi primer día de clase en el Colegio de La Papelera Española.Perdonad que ahora estoy haciendo un saludo,cargado de profundo respeto, hacia mi Colegio. Permitidme compartir con vosotros un recuerdo del mismo. En mi pueblo había dos grandes fábricas, una en frente de la otra separadas por una calle. La Seda era una y la otra era la Papelera.El pueblo vivía casi en exclusiva de estas dos fuentes económicas. De suerte que las mozas y mozos soñaban con entrar a trabajar en las mismas.La Seda tenía una escuela de aprendices, La Papelera disponía de un Colegio para los hijos de los trabajadores. Y allí me teneis a mí,mas tieso que un junco,en la puerta del Colegio.Os aseguro que el cuerpo me daba vueltas y como la cabeza la tenía quieta, pues yo tengo por cierto que veía pasar mi "detrás" por delante a la velocidad de una peonza.Sí yo también me río hoy,pero para mí, este hecho entró a formar parte de la estructura de mi vida.Imaginadme aquel famoso día. Yo para hacer frente a aquella aventura solo contaba con cinco años, una cartera de cartón a la espalda y mi "detras" girando como un poseso. Válgame Dios.Aún hoy revivo la escena
ante la puerta del Colegio,que aún se conserva. Que tierna añoranza de tiempos distintos. Un tesoro de candor que,bien administrado puede durar toda nuestra vida.Porque no?
A mi me apetece hablaros ,otro día,de mi maestro y las travesuras que viviamos como si el mundo se redujera al entorno de nuestro Colegio. Si así lo quereis,HASTA ENTONCES.

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